viernes, 23 de septiembre de 2011

La prohibición de la instalación de Linux y sus posibles consecuencias.


Ayer me llevé un buen susto cuando leí que en Microsoft estaban pensando en impedir por hardware que en determinados dispositivos se ejecutara un sistema operativo que no fuese Windows. ¿Es que finalmente iban a conseguir que instalar Ubuntu fuese imposible o ilegal de instalar?
Sin embargo, ahora no creo que Microsoft esté intentando perseguir el escritorio Linux que, a pesar de que cada vez cobra más relevancia, sigue sin representar una auténtica amenaza. El auténtico objetivo de esta posible medida es Android, que está alcanzando una primera posición en el mundo de las tabletas y desde donde podría hacer que Linux saltase al escritorio y acabase de una vez con la hegemonía de Microsoft.
Realmente dice muy poco de los equipos de desarrollo de Redmond no haber visto venir esta amenaza. En los diez últimos años, apenas han desarrollado tecnologías táctiles ni móviles, aparte de aquella mesa extraña que, aparte de quedar genial en las películas de James Bond, parecía tener unas aplicaciones muy limitadas.
Y en esta situación aparece Android, que en unos pocos años ha conquistado las tabletas y los móviles de la mitad del mercado. No sólo han sacado el producto al mercado, sino que también han tenido tiempo de pulirlo y mientras que en Google se dedican a unificar interfaces, en Microsoft las fragmentan. ¿Tres sistemas operativos, Windows 7, Windows Phone y Windows 8, para unos dispositivos que cada vez se parecen más, cuando su máxima fortaleza, parece que no lo saben, es proporcionarle al usuario una experiencia similar a lo que conoce?
Por tanto, para resolver este fiasco, es necesario llegar rápidamente al sector de las tabletas, pero ¿cómo se convence a unos usuarios de que su producto, mucho más caro, es mejor que el que ahora es popular y barato?
Probablemente la única solución que tengan es la que suelen emplear: invadir el mercado con productos subvencionados (hasta que se hagan con el mercado, claro) por Microsoft y fomentar la piratería para atraer a los usuarios que no quieren gastarse dinero. Visto así, tiene mucho sentido que intenten impedir que el usuario instale otros sistemas operativos en el dispositivo que, tal vez a cuenta de Microsoft, consiga a mitad de precio, ya que no les haría ninguna gracia que esta campaña que tanto les va a costar acabase disparando el número de usuarios de Android, si compran tabletas con Windows 8 sólo para instalarles después Android.
Aunque esta medida en principio pueda parecer inteligente, a la larga probablemente tendría consecuencias nefastas. Para empezar, seguiría hundiendo la ya muy dañada imagen de Microsoft. Además, si alguien en los jurados internacionales tiene un poco de sentido común podría acarrearle nuevas demandas por competencia desleal que, aunque los ganasen, podría retrasar su comercialización en varios países. Fomentar la piratería tampoco va a hacerles ganar las simpatías de la comunidad de pequeños desarrolladores que son los que han hecho que se hagan tan populares el iPad y Android. Por último, habiendo una comunidad hacker que ha conseguido incluso devolver la posibilidad de instalar Linux en la PS3, no sería de extrañar que alguien consiguiese desactivar rápidamente esta protección, por mucho que Microsoft se haya dedicado a contratar a golpe de talón a varios famosos hackers.
Tras haber derrotado a buena parte de la competencia con la estrategia de llegar antes al mercado y aprovechar momentos de transición, esta vez es Microsoft quien llega tarde y mal al mercado. Quién sabe, tal vez esta mala idea acabe siendo esa gran metedura de pata que acabará expulsándoles del mercado.

FUENTE: http://www.ubuntu-es.org/node/159935

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