miércoles, 17 de junio de 2009

La verdad detrás de la publicidad (Contrapublicidad Squat)

¿Cuántas veces nos encontramos influenciados por la publicidad? ¿De qué modo influye en nuestra conducta, vestimenta, alimentación, etc. el fenómeno publicitario? ¿Cuál es el motor que mueve la industria publicitaria y a qué intereses responde?

Si te sentís cansado de la contaminación publicitaria tanto en el espacio intelectual como en el físico te recomendamos que te unas al proyecto squatters! El mismo consiste en una organización sin fines de lucro cuyo principal objeto es el de producir en los lectores una toma de conciencia respecto al alcance, consecuencias y objetivos de la publicidad (que más bien podríamos definir como propaganda, ya que en la actualidad esta industria tiende a vender más bien estilos de vida y modos de ser y no simplemente productos)

Creemos seriamente que la publicidad responde a los intereses de las grandes corporaciones, de este modo se logra sustentar el capitalismo. Es así que las corporaciones adquieren el poder de controlar a las masas y a los gobiernos (ya que son las corporaciones las que ponen las condiciones a los gobiernos para invertir en la economía de las distintas naciones desplazando de este modo el centro de poder). Contamos con el apoyo del director de este proyecto, el señor Julián Pellegrini, agradecemos su predisposición y dedicación e invitamos con el mayor agrado a quienes quieran unirse al proyecto.

Aquí les dejamos algunas imágenes que podrán apreciar en la página del proyecto. Además dejamos una serie de links acercá de documentales, libros y distinto tipo de información que recomendamos para quienes se sientan interesados. También les dejamos una breve reseña de qué es el proyecto squatters y cuáles son sus objetivos y el mail de contacto para quienes quieran participar. Esperamos que lo disfruten. Ojalá logremos un consumo responsable.





































¿Qué es el proyecto Squatters?

Squatters es el proyecto contrapublicitario argentino, creado como una expresión sin fines de lucro, destinada a inspirar a las personas a mirar al mundo desde una perspectiva más crítica y avanzar hacia una cultura de consumo más conciente y responsable.

Es tiempo de abrir los ojos: la publicidad no es más que la expresión pública del potencial económico de ciertas empresas y las elites dominantes, el lenguaje que éstas utilizan para conducir nuestras necesidades y nuestros deseos hacia ciertos modelos de vida prediseñados, hacia niveles de consumo que posibilitan y consolidan su hegemonía, y en definitiva, hacia la perpetuación de una sociedad desigual, social y ambientalmente explotadora.

Creemos que la publicidad, tal como la conocemos, es preponderantemente propaganda ideológica, el vehículo predilecto de los poderosos para inocular una ideología, unos valores y unos estilos de vida en las sociedades, con lo que consiguen anestesiar la capacidad crítica de consumo de la gente, distraerlas y manipular sus conductas de acuerdo a sus intereses.

Las elites globalistas de poder y sus empresas trasnacionales han logrado avasallar las soberanías nacionales, corromperlas e imponer un sistema global legalizado que ya sólo existe para facilitar sus operaciones. Desde esta posición de dominio absoluto, las corporaciones se han lanzado al proyecto no sólo de controlar el poder y el dinero, sino las mentes de todos. A través de una publicidad que ya no vende productos, sino estilos de vida, y que se reproduce en todos los rincones de nuestra existencia, las multinacionales se han propuesto ocupar antes que nada el espacio mental de las personas hasta el punto de que ya no tengan capacidad de decisión autónoma.

Les pedimos su ayuda para informar y alertar a la población a cerca de estas problemáticas urgentes y los convocamos a participar del Proyecto Squatters, para unir fuerzas frente al abuso del discurso publicitario, y difundir valores y mensajes alternativos, para que se consolide en nuestra sociedad, poco a poco, una cultura crítica de consumo, de manera que salvaguardando los valores humanos, sociales y medioambientales, consigamos entre todos un mundo más justo, un mayor respeto por la naturaleza y la vida.

Objetivos del proyecto:

El objetivo amplio del Proyecto Squatters es construir una propuesta cultural alternativa frente a la incesante provocación y adoctrinamiento ideológico que ejercen las corporaciones (y tras ellas, las elites globalistas) mediante el discurso publicitario.

Una estrategia moderada y sociabilizable de resistencia apuntaría, en primer lugar, a informar a la gente el modo en que la publicidad realmente afecta nuestros estilos de vida, nuestra identidad, nuestro modo de consumo y las nefastas consecuencias sociales y medioambientales que acarrea. Esto es, desnaturalizar la mirada que se tiene comúnmente sobre la industria publicitaria y sus simpáticas producciones, para develar el proyecto político global que le subyace.
Queremos denunciar lisa y llanamente la falsedad del mensaje publicitario y mostrar la otra cara de las empresas y corporaciones.

Y cuando hablamos de la otra cara, queremos decir claramente lo que las empresas ocultan detrás de sus Brands, detrás de su mascarada publicitaria “cool”: las violaciones a los derechos humanos en países como el nuestro, donde las leyes son laxas, la corrupción empresarial y corporativa, el deterioro medioambiental y la devastación de los recursos naturales; la hipocresía y el sarcasmo cómplice de empresas, gobiernos y publicistas en las guerras y las miserias más atroces.
La verdadera toma de conciencia sobre estas problemáticas es imprescindible para poder empezar a lidiar con el problema.

En segundo lugar, creemos absolutamente necesario promover formas alternativas de consumo, responsables, menos virulentas, más beneficiosas para la comunidad. Devolver al individuo su poder como ciudadano, recordarle al consumidor que él tiene el poder de convertirse en el actor principal en la construcción de un mundo más justo y seguro. Un consumidor conciente que tengan en cuenta el cuidado de la ecología, de los recursos naturales, las condiciones de los trabajadores y a la pequeña y mediana empresa.

Pretendemos promover una postura activa, crítica y responsable hacia los productos que consumimos, facilitando las herramientas que ayuden al ciudadano a asumir su rol de consumidor político. Un consumidor que a través de sus actos cotidianos de consumo ejerza opciones políticas favoreciendo o desaprobando comportamientos empresariales que buscan la paz y la concordia o que fomentan la inseguridad y la guerra.

En tercer lugar, la estrategia de resistencia apuntaría a poder neutralizar no la competitividad y la función publicitaria en sí, sino el exceso y masividad de dichas actividades y su malestar concomitante.
Es preciso, sobre todo, que las mismas corporaciones y los publicistas tomen conciencia y se sensibilicen con estas problemáticas, y a la hora de hacer las cuentas, contemplen también - y sobre todo- el costo ecológico y el costo sintomatológico de sus anuncios. Los beneficios que deben perseguir no pueden ser sólo económicos.

Nuestra propuesta apunta a hacer que la publicidad vuelva a enfocarse en los productos de consumo y deje de ser un sistema de propaganda ideológica, hipnótica y alienante, dedicado a la construcción de estereotipos afectados y consumistas. Para esto creemos preciso restringir la producción publicitaria, y proponemos:

- Recortar el presupuesto anual que las corporaciones destinan a publicidad. De este modo es posible redistribuir el dinero de forma más equitativa, poniendo énfasis en el beneficio colectivo por sobre el corporativo;

- Legislar sobre los excesos de cantidad y calidad de la publicidad -de su efectividad-; de modo que no resulte invasiva, provocadora, contaminante ni irruptiva.

Creemos que de este modo comenzaremos a construir lo que será la “publicidad nueva” (la publicidad que necesariamente debe advenir). Una publicidad que deje de ser el motor principal de una cultura de consumo insostenible, para transformarse en la promotora de un consumo ético y responsable; una publicidad que deje de favorecer la concentración del poder en unas pocas manos, para transmitir un mensaje de respeto mutuo y equidad; una publicidad que deje de promover la desintegración de los ciudadanos al transformarlos en meros consumidores pasivos, de frívolos pensamientos, para pasar a ser una publicidad con valor comunicativo, relevante, que pondera el costo ecológico y sintomatológico de sus producciones. Así, el beneficio no será sólo económico, ni sólo para unos pocos.

Estos son nuestros objetivos. Hoy, nosotros, los que navegamos a contracorriente, somos cada vez más, y vamos por ellos.

Por: Julián Pellegrini - director del Proyecto Squatters

Documentales:

The story of stuff (subtitulado)

http://www.milinkito.com/1011/the-story-of-stuff-de-annie-leonard-subtitulado-en-espanol

La corporación (imperdible)

http://video.google.es/videoplay?docid=-9007907615315517199&ei=erwxSYjOOIWiqgLl7ZHmDQ&q=the+corporation+-+espa%C3%B1ol

Libros:

NO LOGO

http://rapidshare.com/files/222968288/NO_LOGO.pdf.html

NADIE VIO MATRIX?

Este no lo pude encontrar todavía pero estoy en eso. El libro es de Walter Graziano, si alguien sabe de dónde se puede descargar por favor aviseme, de todos modos lo sigo buscando.

martes, 16 de junio de 2009

miércoles, 10 de junio de 2009

EL EXTRAÑO CASO DEL JUICIO AL PROFESOR HORACIO POTEL

“El conocimiento no es una mercancía”

En el Día de la Propiedad Intelectual, la persecución judicial al docente que cometió el “delito” de difundir en la web textos difíciles de hallar de Derrida, Heidegger y Nietzsche debería servir para abrir un debate menos policíaco.


“Sólo una cosa es imposible para Dios: encontrarle algún sentido a cualquier ley de copyright del planeta” (Mark Twain en su cuaderno de notas, el 23 de mayo de 1903).


La noticia recorre el mundo: mientras varias instituciones celebran hoy el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, hay un docente argentino que está siendo perseguido penalmente por haber creado dos sitios sin fines de lucro donde se podían descargar de forma gratuita textos de Martin Heidegger y Jacques Derrida. Con furor insólito, la fiscalía pidió que se allane el domicilio de Horacio Potel y se le intervengan las cuentas de mail y el teléfono; y hasta mencionó la posibilidad de enviarlo a la cárcel por un período de entre un mes y seis años. ¿Quién es Potel? Un filósofo que en 1998 se compró una computadora, se conectó a Internet y quedó fascinado: “No podía creer que existiera un medio donde cualquiera se podía comunicar a voluntad con cualquiera, donde los libros y las imágenes que tanto había amado y que tanto habían significado en mi vida estaban allí para ser distribuidos sin restricciones. En ese momento estaba apasionado con Nietzsche y me pareció una buena idea devolver esos regalos que la red me estaba dando; entre los que hay que contar a mi mujer, a la que conocí por la web en esos lejanos años”.

Aclaremos: no es que el entrevistado haya querido devolver a su esposa, sino que intentó retribuir lo que había recibido del ciberespacio generando proyectos en los que el dinero no fuera una condición para acceder a textos fundamentales. “El primer sitio –Nietzsche en castellano, nietzscheana.com.ar– está por cumplir una década, y tuvo más de tres millones de visitas”, puntualiza. A partir de aquel éxito surgió la idea de abrir páginas similares sobre Derrida y Heidegger. “Jacquesderrida.com.ar y heideggeriana.com.ar eran bibliotecas públicas online que gracias a una denuncia iniciada por la corporación local de fabricantes de libros de papel –la Cámara Argentina del Libro– y promovida por el agregado ‘cultural’ de la Embajada de Francia en Argentina, hoy ya no existen”, señala el profesor.

Lo cierto es que si quien conversa con Página/12 resulta ser un criminal para la Justicia, el problema es serio. Con modales tranquilos, Potel responde dejando entrever una bronca que no excluye ocasionales giros de humor ácido, un combo que parece coincidir con las reacciones que generó en los demás su llamado a la resistencia. Porque es posible que éste sea un hombre en apuros, pero no está solo: lo apoyan incontables blogs, un grupo en Facebook con más de dos mil ochocientos miembros, académicos, filósofos, estudiantes, investigadores, periodistas y ONG. En el Reino Unido, el grupo Copy South –de la Universidad de Kent– le dedicó un muy buen informe que está en kent.ac.uk/law/copysouth/es/hora cio_potel_es.htm. El abogado Leonardo Hernández está representando a Horacio sin cobrarle, porque sabe que su defendido no tiene un mango. Es que, después de todo, sus páginas ofrecían una completa relación de los textos de tres filósofos clave, además de fotos, biografías, comentarios y enlaces. Un auténtico tesoro para el lector tercermundista.

–El 31 de diciembre de 2008 Raúl Alejandro Ochoa, apoderado de la CAL, inició esta causa considerando que usted había violado la Ley 11.723, de Propiedad Intelectual. ¿Cuál es su situación ahora?

–Estamos esperando que el juez me llame a declaración indagatoria. Supongo que no ordenó aún las medidas que pidió el fiscal: intervención de mi teléfono y mis mails, y el allanamiento de mi casa. Tras dos meses de habernos enterado de la existencia de este juicio, el acostumbramiento nos sacó a mi mujer y a mí del constante infierno de estar temiendo que en cualquier momento un grupo de policías se meta en nuestra casa y se lleve las computadoras que –ambos somos docentes universitarios–, son una herramienta de trabajo.

–¿Cómo era su vida en épocas más tranquilas?

–Estudié Arquitectura en la UBA y luego como hobby empecé filosofía, la cual me atrapó y lo sigue haciendo, aunque ahora eso de “atrapar” haya tomado un matiz un poco preocupante. Actualmente trabajo en la Universidad Nacional de Lanús, donde dicto Etica y Metodología. En el campo de la investigación me estoy dedicando casi con exclusividad a Derrida y publiqué algunos trabajos sobre él. También me aboqué a Nietzsche y Heidegger. En el fondo, mis web son una especie de mapa de mis lecturas.

–Es evidente que se están oponiendo dos concepciones. Una que entiende que la filosofía y sus textos son mercancía y otra que estima al filosofar como un derecho universal. ¿Cómo jugarían esos valores en este juicio?

–Pienso que lo que se generó excede el ámbito de la filosofía. Se está discutiendo, directamente, el futuro de la difusión del conocimiento. El Parlamento Europeo dijo que “el analfabetismo electrónico será el analfabetismo del siglo XXI”, y desde este punto de vista, permitir que corporaciones oscurantistas preocupadas por sus balances empiecen a cerrar las bibliotecas digitales es asegurarnos un futuro de mayor ignorancia, y por tanto de mayor sometimiento y desigualdad. En Sudamérica no nos podemos dar el lujo de acceder a los reclamos de estos sectores, que al estilo de revividos luditas no titubean en destruir las nuevas máquinas del conocimiento en su afán de seguir ganando dinero con procedimientos artesanales.

–Tampoco las bibliotecas de papel están pasando un buen momento...

–No se hace nada por fomentar las bibliotecas del siglo XX, que están desabastecidas y desactualizadas hasta grados lamentables. A la vez, preventivamente, se empiezan a cerrar los embriones de las bibliotecas futuras. El acceso a los libros de papel se volvió imposible debido a los precios en euros. Además –y aun cuando se esté dispuesto a pagar las fortunas que piden– no hay dónde hallarlos fuera de Capital o alguna ciudad importante como Córdoba. En el interior son muy pocas las librerías especializadas en algo que no sea la venta de bestsellers y libros de autoayuda. Eso sin contar que los títulos pasan siglos agotados hasta que el fabricante dueño del copyright percibe que puede ser un buen negocio volver a publicar.

El ataque legal comenzó con una queja de la compañía francesa Les Editions de Minuit –que posee derechos sobre una parte de la obra de Derrida– y contó con el apoyo de la embajada francesa. “Que yo sepa –se embala Potel– la fábrica o artesanía Minuit no publicó libros aquí. Sin embargo, la colaboración de la CAL le permite concretar un ardid del más claro colonialismo, al negarnos el acceso a dos de los más importantes filósofos del siglo pasado.”

El acusado tomó conocimiento de la denuncia mediante la visita de un policía al que le encargaron chequear su domicilio. “Usted sabrá en qué anda”, respondió el agente cuando se le consultó el motivo. La causa lleva el número 57.627 y actúan el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 37 y la Fiscalía 49 de la ciudad de Buenos Aires. Cayeron sólo los sitios sobre Heidegger y Derrida, ya que el fallecimiento de Friedrich Nietzsche ocurrió en 1900 y ya pasaron los setenta años establecidos por la ley para la conservación de los derechos del autor.

–Al menos Nietzsche zafó. Igual, es como si se pretendiera encerrar al pensamiento...

–Es un secuestro de Derrida y Heidegger. De eso se trata, de la desaparición de su legado para miles de personas que no tienen el dinero que les piden los “dueños”, o que simplemente no encuentran sus trabajos. Sobre esto el mismo Derrida fue muy claro, y permítame citarlo: “Heredo algo que también debo transmitir: ya sea algo chocante o no, no hay derecho de propiedad sobre la herencia”.

–Le planteo un juego filosófico: ¿qué cree que habría dicho Sócrates sobre lo que le está pasando? ¿Y Heidegger? ¿Y Derrida?

–Es difícil aventurar qué habrían pensado Sócrates o Heidegger, ya que no conocieron Internet, aunque Heidegger la haya previsto de algún modo. En todo caso yo no pienso beber la cicuta. Sí podemos aventurar la respuesta de Derrida al jefe de la CAL, que alegremente afirmó en un matutino que sin copyright no habría producción intelectual. Le diría que el conocimiento no es una mercancía, es una transmisión, una traducción, una tradición, una herencia, que como tal me preexiste. Lo que trae como consecuencia que el texto singular se independice de su supuesto autor para devenir máquina productora, diseminante del sentido, separada de la conciencia y por tanto de las intenciones y de la plenitud del “querer–decir” de éste, y de cualquier otro que quiera erigirse en el dueño.

Da para seguir pensando. Por lo pronto, los efectos que pueda tener la avanzada sobre el resto de los internautas invita a recordar aquellas palabras de Martin Niemöller que casi siempre se atribuyen erróneamente a Bertolt Brecht: “Cuando vinieron a llevarse a los comunistas/ guardé silencio/ porque yo no era comunista (...) cuando vinieron a llevarse a los judíos/ no protesté/ porque yo no era judío./ Cuando vinieron a buscarme/ no había nadie más que pudiera protestar...” El perseguido resume: “Ojalá todos tomemos conciencia de que éste es uno de los más graves problemas que enfrenta la cultura. La red aguantará. Quizá los textos de Derrida y Heidegger ya no sean tan fáciles de encontrar. Pero sus fantasmas no se dejarán conjurar tan sencillamente”.

Fuente: Facundo García - Pag/12

¿Qué tienen en común Metallica, Madonna, Monsanto y Microsoft?

"Propiedad Intelectual: la privatización de la cultura, el conocimiento y el derecho a aprender e investigar" descubrilo.

El mundo moderno, su sustento económico, depende hasta la raíz del hecho de que una empresa pueda ser la usufructuaria exclusiva de un algoritmo, un proceso biológico o hasta una canción o melodía.

El negocio mastodóntico de la propiedad intelectual es lo que alimenta a gigantes corporativos de la industria farmaceútica, de los alimentos, del software y de la música. Mediante el control de los medios masivos de comunicación, con los que reproducen la forma de pensar que a ellos les conviene, nos alimentan de la idea de que las leyes de propiedad intelectual protegen a los autores o inventores; de que son necesarias para que éstos puedan seguir inventando, filmando o grabando discos.

Pero nosotros nos preguntamos: ¿Por qué son los altos ejecutivos de estas empresas los que nadan en riquezas, en lugar de los investigadores o los artistas? ¿Cuál es el valor real de lo que nos venden en cajitas en la farmacia o en la disquería? ¿Cuánto de lo que pagamos va a alimentar vicios del mismo sistema como la publicidad, el marketing, el lobby o el litigio innecesario?

A partir de estos interrogantes queremos empezar a discutir con vos sobre Propiedad Intelectual uno de los grandes debates, que a pesar de atravesarnos como estudiantes o investigadores, están ausentes en nuestra Facultad.


Beatriz Busaniche: Fundación Vía Libre

martes, 9 de junio de 2009

Las licencias en los blogs: blogger y wordpress

Fuente oscargp.net

Los contenidos de mi blog pueden ser reproducidos siempre y cuando se mencione el origen y no tenga el objetivo de ganar dinero. A continuación les explicaré como pueden insertar en su web un icono personalizado como el siguiente. Los pasos serán los siguientes:

1. En primer lugar vamos a la web de creative commons, una organización no gubernamental sin ánimo de lucro, que pretende reducir las barreras de patentes en la creatividad. En este momento iniciaremos un asistente para seleccionar el tipo de licencia que introduciremos en nuestro blog.

2. Responderemos las preguntas al cuestionario:
- La primera pregunta marcará si queremos que aparezca el símbolo de que solo autorizamos la difusión en sitios no comerciales.
- La segunda marcará si autorizamos que alguien copia, y si copia en qué condiciones.
- Finalmente recomiendo no responder ninguno de los enlaces a rellenar, y pasar directamente al tercer campo. A continuación pulsamos siguiente.

3. Nos aparecerán varios códigos HTML para pegar en nuestro sitio. Para hacerlo nos vamos a nuestro blog y los introducimos. El procedimiento será el siguiente:

En blogger
- Vamos a la pestaña “Diseño”, y elegimos la subpestaña “Elementos de página”.
- A continuación, buscamos “Añadir un gadget”, y pulsamos HTML/Javascript.
- Una vez hecho esto, ponemos un título y pegamos el código HTML que nos ha dado como resultado el asistente de creative commons.

En wordpress
- Vamos a la pestaña “Diseño”, y a continuación elegimos la subpestaña “Widgets”.
- Posteriormente, sobre el de “Texto”, pulsamos añadir y copiamos el consiguiente HTML.

Para mejorar el aspecto estético
Observarán que los códigos incluyen unas referencias a creativecommons que no resultan demasiado estéticas. Para eliminarlas, deberemos eliminar el siguiente parte del código HTML:

1
Esta obra está bajo una <a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc/2.5/es/">licencia de Creative Commons</a>.

Esto es todo por hoy, y espero publicar nuevos artículos muy pronto. Un saludo y muchas gracias por la espera.

Entradas relacionadas


El fracaso de Windows Vista

Que el último sistema operativo de la multinacional Microsoft, Windows Vista, no ha producido el impacto social ni los beneficios económicos que sus creadores habían previsto, parece que es algo ya indiscutible. Aunque son varias las ocasiones en las que se ha intentado explicar dicho fracaso por causas tecnológicas, su falta de éxito ha radicado también en una concepción errónea de lo que es un sistema operativo y de cuál debe ser su utilidad final.

La informática doméstica, la cual parece ser el principal objetivo de mercado de Vista, se ha caracterizado en los últimos años por tres fenómenos: la proliferación de tecnología malintencionada, los materiales y contenidos compartidos en internet y la reproducción no autorizada de producciones digitales.

El primer fenómeno ha influido de tal manera en los usuarios, que disponer de un sistema que no cuente con algún sistema de protección (un antivirus, un cortafuegos, un bloqueador de ventanas o un filtro de correo) ha llegado a considerarse poco menos que una temeridad.

El segundo factor, el acceso generalizado a las posibilidades de compartir que internet ofrece, ha provocado que aquellas PCs que no estén conectados a la red sean consideradas prácticamente como inservibles.

El tercer factor, la facilidad con la que se pueden realizar copias digitales de contenidos, incluso sin apenas conocimientos técnicos, ha venido como consecuencia del segundo, pues la mayoría de lo que se reproduce son materiales obtenidos de la red, no habiéndose accedido a ellos por los canales digamos “convencionales” de adquisición.

Todo sistema operativo que quiera tener éxito entre los usuarios debe tener en cuenta estos tres factores, y Vista, como sistema operativo y desde el punto de vista del usuario, no lo ha hecho, pues ni evita los efectos perniciosos que conlleva la utilización de la computadora, ni mejora en alguna medida la capacidad y la potencia de la utilización del mismo, ni evita la instalación de sistemas accesorios de protección (antivirus, antispam, etc.) ni facilita compartir los contenidos, ni permite una mejor o más rápida gestión del proceso de grabado y/o visionado de los contenidos en soporte digital. Antes al contrario, lo que hace es entorpecer o directamente impedir lo que, nos guste o no, es una de las actividades habituales del usuario doméstico medio.

Vista no es un sistema más seguro que XP, pues utiliza la misma tecnología que provoca los fallos de seguridad. Tampoco es un sistema más fácil de usar, pues ha introducido cambios en la operativa habitual que tienden más a confundir a los usuarios que a ayudarles. Su principal innovación, si queremos hacer caso a sus campañas publicitarias, son los efectos visuales en el escritorio, es decir, algo meramente estético que no sólo no aporta funcionalidades nuevas, sino que encima impide su utilización en máquinas poco potentes. Finalmente, tampoco facilita la utilización multimedia, pues su diseño paranoico le obliga a realizar continuas comprobaciones de que lo que está reproduciendo es legal, penalizando con ello la rapidez y la eficiencia.

Es en este último punto donde radica, a mi modo de ver, su fracaso. Una máquina no puede arrogarse la función de controlar si lo que se hace con ella es o no legal, pues dicha responsabilidad debe siempre de recaer en el usuario. Desde siempre, los sistemas operativos de Microsoft han intentado guiar al usuario doméstico, marcándole pautas de actuación e intentando adelantarse a sus pensamientos, actuando de forma obsesiva como “tutor” o “asistente”, pero esta nueva actitud cae más allá de su anterior servilismo: Vista ya no actúa como un “tutor” del usuario, sino como un “censor”. Nos encontramos así con que la máquina intenta imponer una actitud moral en el usuario a fuerza de impedirle o entorpecer la realización de ciertos actos, adoptando el sistema operativo una posición de superioridad moral sobre un usuario al que, desde el primer momento, se le considera culpable de intentar realizar operaciones ilegales.

Ese ha sido el gran error de Vista: considerar al usuario no como un cliente sino como un enemigo. La pregunta obvia que surge casi inmediatamente es: si el usuario no es el beneficiario final de la utilización de este sistema operativo ... ¿para quién o para qué ha sido diseñado entonces? No creo que a nadie se le escape que, dado que es evidente que ninguna empresa capitalista está especialmente interesada en la catadura moral de sus clientes, ni en las posibles consecuencias legales a las que éstos deban enfrentarse por la utilización de su PC, el motivo debe ser, como siempre ocurre en el capitalismo, puramente económico. Los creadores intelectuales de este sistema operativo no han sido los técnicos informáticos, sino los vendedores de material audiovisual, las grandes compañías que comercian con el entretenimiento y los organismos gestores de las patentes a la creación artística, que son los que más han ido viendo disminuir sus ganancias conforme pasa el tiempo y crece la generalización de contenidos compartidos en internet. Estas empresas y organizaciones deben de ser, en última instancia, los verdaderos usuarios de Vista, pues dicho sistema operativo parece haber sido creado por y para ellos, pues sólo ellos pueden llegar a recibir algún tipo de beneficio como consecuencia de su utilización. La dificultad para diseñar medios de protección anti-copia realmente seguros, y la práctica imposibilidad de impedir compartir los contenidos por internet, parece que ha conducido a querer llevar los sistemas de protección de los intereses comerciales directamente al sistema operativo de la computadora, intentando así controlar al usuario “malhechor” en su propia casa.

El Windows Vista es, por lo tanto, no sólo una tecnología prescindible, pues se sitúa por encima del umbral de lo necesario, sino que al mismo tiempo es perniciosa, pues sólo es útil a los poderosos. Evitar, sin embargo, que finalmente dicha concepción mercantilista y engreída de lo que es un sistema operativo se imponga, no parece todavía fácil. Por ahora el principal competidor de Vista es su predecesor, Windows XP, sistema que las empresas se resisten a sustituir y muchos usuarios de Vista recuerdan con añoranza. Habrá que ver si Microsoft se atreve o no a retirarlo del mercado el año que viene. Otra alternativa con posibilidades de éxito son los productos de Apple/McIntosh, pero esta empresa parece estar cómoda en un nicho de mercado más interesado por el estilo y la exclusividad que por la perfección técnica, por lo que no es previsible que, a menos que desciendan sus precios y cambien de imagen, aumenten su popularidad.

La única esperanza que nos queda, entonces, es la alternativa libre: el sistema operativo GNU/Linux. Este sistema operativo, aún cuando ha demostrado y demuestra con creces su capacidad técnica, a veces incluso superior a la de los productos de pago, se enfrenta todavía a graves problemas para su utilización generalizada, la mayoría de ellos producidos por la resistencia de los fabricantes de hardware a suministrar a los desarrolladores de software libre la información necesaria para permitir que éste sistema operativo funcione en sus productos. Habrá que esperar a ver si tienen éxito los por ahora tímidos intentos que algunos fabricantes como Dell, Lenovo o Acer están haciendo para vender PCs con una distribución de Linux preinstalada en ellos desde fábrica.

La última palabra la tendrá, como siempre y por desgracia, el mercado. Linux ya no es un producto marginal o exclusivo de una comunidad de “locos informáticos”, y detrás de las distribuciones más populares hay también muchas empresas que esperan obtener éxito y ganancias económicas con él. Por ello, se hace más necesario que nunca tener claras las ideas sobre el software libre y lo que éste representa. Que desaparezca un monopolio es algo que generalmente beneficia a todos, pero la sustitución de dicho monopolio por una continua “guerra sucia” entre empresas en defensa de sus diferentes distribuciones y/o sistemas operativos tampoco es un escenario ideal, pues lo que conllevaría sería a la creación de grupúsculos de usuarios con sistemas no compatibles entre sí, con todo lo que ello significaría de merma en la universalidad de la comunicación de la que actualmente se disfruta. Generalizar el uso de estándares abiertos es tan necesario como fomentar el software libre: que cada cual tenga la máquina que pueda, use el sistema operativo que le de la gana y trabaje con el programa que más le guste, pero que el resultado de la creación digital se produzca en un soporte accesible y comprensible para todos los demás sistemas.

La informática doméstica -en el occidente rico, por supuesto, a veces da vergüenza hablar de ciertas cosas cuando tanta gente se muere de hambre o de un balazo- está dejando de ser un producto superficial de consumo o de diversión y se está incorporando a la vida de las personas como el instrumento más determinante en su formación -o deformación- cultural y debe ser por ello contemplada como tal.


Por José G. Arribas
www.rebelion.org